martes, 6 de noviembre de 2012

Inteligencia Emocional - La excelencia como camino al éxito, Por Julio Picchi


EL PODER DE LA EXCELENCIA
El hombre de hoy no debe conformarse con ser alguien más en esta sociedad, debe buscar cada día mejorar y perfeccionar su excelencia. Conociendo las herramientas necesarias, logrará vencer los temores que albergue, para el logro de sus objetivos.

CÓMO SE MODELA LA EXCELENCIA HUMANA.

El éxito es la continuidad del esfuerzo de quien aspira a más. El camino hacia éste está siempre en construcción, es un proceso permanente y no una meta que se deba alcanzar, y en nosotros mismos está el poder para transformar nuestras vidas en la realización de nuestros mayores sueños.
El poder no es la herramienta para adueñarse de las personas. El poder definitivo consiste en ser capaz de crear los resultados que uno más desea, generando al mismo tiempo valores que interesen a otros.




 Así mismo es la capacidad para cambiar la propia vida, y conseguir que las cosas funcionen a favor y no en contra de nosotros mismos.
El poder verdadero se comparte, más no se impone. Hoy en día una de las fuentes más importantes de poder es la que deriva del saber especializado. Hay una característica para definir el mundo moderno, es la del flujo masivo y casi inimaginable de la información y por consiguiente, del cambio. En esta sociedad los que poseen la información y los medios para comunicarla logran lo que solían tener los reyes: poder ilimitado.
Vemos emerger una nueva estructura de clases donde la división se establece entre quienes tienen la información y quienes se ven obligados a actuar dentro de la ignorancia. La nueva clase dominante extrae su poder, no del dinero,  ni de la propiedad de la tierra, sino de los conocimientos. En la era de la información, no basta sólo con estar informado; es la acción lo que da consistencia a todo éxito sobresaliente, por lo tanto lo excitante es que esa clase de poder está a disposición de todos nosotros.
Lo que hacemos en la vida está determinado por la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos. La comunicación es poder y el dominio que usted tenga de la comunicación hacia el mundo externo, determinará el grado de éxito con los demás, (tanto en lo personal, económico, emocional y social ).
El grado de éxito percibido interiormente por cada individuo (felicidad, alegría, amor, o cualquier otra cosa que desee) es el resultado directo de cómo nos comunicamos con nosotros mismos. La calidad de vida no está determinada por lo que nos ocurre, sino por lo que hacemos ante lo que nos ocurre. Nadie decide por usted, sólo usted decide cómo quiere sentir y actuar, nada en la vida tiene sentido, excepto el que nosotros mismos le damos.
Los estados emocionales como la depresión no son cosa que ocurren por que sí. Uno no cae en la depresión, sino que crea la depresión, lo mismo que crea cualquier otro resultado de la vida mediante nuestras acciones. Lo mismo sucede con la compasión, el amor o cualquier otra emoción que desee abolir o para sí. Usted puede dirigir su propio cerebro como si fuera una pantalla; dirigiendo su actividad mental, que es el fundamento de toda acción física con habilidad y eficiencia. Aumente la iluminación y el volumen de los mensajes positivos de su cerebro, y quítele luz y sonido a los negativos.

EL CAMINO HACIA EL ÉXITO:
Podemos distinguir cuatro factores principales para alcanzar el camino hacia el éxito, o 4 fórmulas para el triunfo:
1.- Saber con precisión lo que uno quiere conseguir.
2.- Pasar inmediatamente a la acción.
3.- Desarrollar la agudeza sensorial necesaria para distinguir qué clase de reacciones y resultados obtenemos de nuestras acciones. (Observar si vamos en el camino correcto o nos estamos desviando por defecto o exceso).
4.- Desarrollar la flexibilidad imprescindible para modificar el rumbo de nuestra conducta hasta conseguir lo que se quiere.
El hombre puede hacer lo que jamás hubiera creído posible y debe pensar que los temores y limitaciones más graves, son aquellas que nos imponemos a nosotros mismos. Podemos hacer prácticamente cualquier cosa, siempre y cuando logremos encontrar dentro nuestro, los recursos para creer que podemos, y poner efectivamente manos a la obra utilizando nuestra mente y nuestro cuerpo de la forma más provechosa y poderosa.
El modo en que nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás, determina en último término la calidad de nuestras vidas. Las personas con éxito son aquellas que han aprendido a aceptar cualquier desafío que se les presente en la vida. Las personas que fracasan, se resignan ante las adversidades de la vida y las asumen como limitaciones.
El dominio de la comunicación es lo que hace a los grandes líderes, a los grandes artistas, a los grandes políticos y a los grandes maestros.

LO ESENCIAL DE DIFERENCIARSE
Lo que distingue el fracaso del éxito no son las cosas que nos pasan; la diferencia estriba en cómo percibimos lo que pasa y qué hacemos en consecuencia. Como resultado de tal comunicación consigo mismo, se forma el conjunto de creencias y valores que seguirán orientando nuestra vida desde otra perspectiva a pesar de las tragedias sufridas. La capacidad para hacer cualquier cosa en la vida, está basada en nuestra actitud para dirigir nuestro propio sistema nervioso, y los que consiguen cosas sobresalientes, lo hacen mediante determinadas comunicaciones con el sistema nervioso y a través de él.
Esto es la ciencia que se conoce como Programa Neuro-Lingüístico (PNL). Es el estudio de cómo el lenguaje, tanto verbal como el no verbal afecta a nuestro sistema nervioso. A través de este programa los individuos se comunican consigo mismo de tal manera que originan estados de óptima disponibilidad de sus recursos y por tanto crean el mayor número posible de opciones de comportamiento.
Dentro del Programa Neuro-Lingüístico existen patrones potentes y eficaces para producir esos cambios. Uno de los postulados del PNL es que todos los sistemas neurológicos se parecen de tal manera que si alguien en el mundo puede hacer una cosa, usted también puede, siempre y cuando gobierne su sistema nervioso exactamente del mismo modo. Este proceso es lo que se llama “modelado” y consiste en descubrir específicamente lo que hacen las personas para obtener un cierto resultado; obviamente algunas tareas son más complicadas que otras y puede  requerir algún tiempo el superarlas y duplicarlas; sólo se requiere el deseo, fe y perseverancia.
Para modelar la excelencia es preciso convertirse en un investigador, en alguien que plantea preguntas interminables y que persigue todas las claves de aquello que produce la excelencia. Existen tres ingredientes básicos (puertas de acceso) o tres formas de acción mental y física que guardan una relación directísima con la calidad de los resultados que obtenemos y son:
1. Sistema de creencias de una persona: Lo que una persona cree, lo que juzga factible o no, en gran medida determina lo que es capaz de hacer o no. Cuando consideramos que no podemos hacer algo, estamos enviando al sistema nervioso mensajes coherentes que limitan o suprimen su capacidad para hacer precisamente ese algo. Si logramos modelar el sistema de creencias de una persona, habremos dado el primer paso para actuar como el modelo y producir un resultado similar. Decía Walt Disney: “Si lo puedes soñar, puedes lograrlo”.
2. Sintaxis mental de una persona: Es el modo en que un individuo organiza sus pensamientos. Muchas veces las personas no se comunican bien entre sí porque utilizan distintos códigos, distintas sintaxis mentales. La sintaxis es como un código; descifre usted los códigos y habrá pasado la segunda puerta hacia el modelado de las mejores cualidades de la gente.
3. La fisiología: Entre la mente y el cuerpo existe una vinculación total. El modo en que se utiliza la fisiología (el modo de respirar, las posturas y actitudes corporales, las expresiones faciales, la naturaleza y la calidad de los movimientos), determina efectivamente el estado en que se encuentra. Este a su vez determina la variedad y la calidad de los comportamientos a su alcance. Estamos en una cultura lo bastante homogénea como para que lo que funciona en un lugar, funcione también a menudo en otro.
La diferencia entre quienes triunfan y quienes fracasan no estriba en lo que tienen, sino en lo que han elegido ser y emprender a partir de sus experiencias en la vida. La PNL es una herramienta poderosa, pero sólo es eso, una herramienta que se puede utilizar para desarrollar sus propios planteamientos, sus propias estrategias y sus propias intuiciones. No existe la estrategia que sirva para cualquier situación. El modelado no es nada nuevo. Todo gran inventor modela los descubrimientos de quienes le precedieron en el hallazgo de cosas nuevas.
La dificultad estriba en que la mayoría de nosotros modelamos a un nivel totalmente aleatorio y desenfocado.
Recogemos al azar, rasgos y detalles de tal y cual persona y pasamos totalmente por alto algo de otra que hubiera sido más importante para nosotros. Alrededor de todos nosotros abundan recursos y estrategias fenomenales; comencemos a pensar como un modelador, permaneciendo siempre atentos a los patrones y a los tipos de acciones que producen resultados sobresalientes.

EL PODER DE NUESTRO ESTADO MENTAL
¿Porqué se producen resultados fabulosos unas veces y desastrosos otros? La diferencia radica en el estado neurofisiológico en que uno se halla. Hay estados que potencian (la confianza, el amor, la seguridad, la alegría, el éxtasis, la fe) y que liberan fuentes inagotables de poder personal y hay estados que paralizan (la confusión, depresión, el miedo, la angustia, la tristeza, la frustración), y los que nos dejan impotentes.
Todos tenemos estados buenos y malos, comprender nuestro estado es la clave para comprender el cambio y para alcanzar la excelencia. Nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos. Siempre procuramos hacerlo mejor con los recursos que disponemos, pero a veces somos nosotros mismos los que nos hallamos carentes de recursos; la clave está en hacernos dueños de nuestro estado y por ende de nuestro comportamiento. 
Un estado puede definirse como la suma de los millones de procesos neurológicos que se producen en nuestro interior, en otras palabras, la suma total de nuestra experiencia en cualquier momento dado. La diferencia entre los que fracasan en sus objetivos vitales y los que triunfan, es la que hay entre los que no saben ponerse en un estado afirmativo y los que habitualmente consiguen un estado que contribuye a sus logros.
De manera que la llave del amor, la alegría y de ese poder que el hombre siempre ha buscado (la posibilidad de ser el dueño de su propia vida), estriba en saber cómo dirigir sus estados y cómo usarlos. Dirigiendo eficazmente su cerebro, dirigirá usted su estado y producirá los resultados que desea. Cambiar los estados implica modificar las representaciones internas y también modificar la fisiología. El hallarnos en condiciones fisiológicas negativas (tensión muscular, dolores, bajo nivel de azúcar en la sangre) tenderá a representar las cosas que le suceden acentuando sus impresiones negativas.
Las condiciones fisiológicas cambian verdaderamente el modo en que uno se representa el mundo, y por tanto cómo lo experimenta. Para controlar y dirigir nuestra conducta, debemos controlar y dirigir nuestros estados y para conseguir eso, hemos de controlar y dirigir conscientemente nuestras representaciones internas y nuestra fisiología.
Para poder dirigir nuestras experiencias de la vida, hemos de comprender cómo se forman esas experiencias. Los humanos reciben y se representan la información del medio ambiente gracias a unos receptores especializados: Los órganos de los sentidos, que nos comunican impresiones ópticas (vista), acústicas (oído), olfativas (olfato), gustativas (gusto) y táctiles (sistema cenestésico).
La mayor parte de las decisiones que afectan a nuestro comportamiento, procede primariamente de sólo tres de esos sentidos: el visual, el auditivo y el cenestésico. Estos receptores especializados trasmiten los estímulos externos al cerebro, éste, a través del proceso de generalización, distorsión y supresión, filtra esas señales y las transforma en una representación interna.
De este modo la representación interna, la experiencia que tiene uno de un acontecimiento, no es exactamente el suceso en sí, sino una reelaboración interior y personalizada. El cerebro filtra la información y selecciona sólo lo que necesita, o lo que espera necesitar para uso futuro, dejando que la mente conciente del individuo ignore todo lo demás. El proceso de filtrado explica la inmensa variedad de la percepción humana.
Dos personas pueden presenciar un evento y relatarlo de manera distinta. ¿Porqué ? Porque una prestó más atención a lo que vio (visual) y otro prestó más atención a lo que oyó (auditivo). Eso significa que las representaciones internas no son la reproducción exacta de un acontecimiento sino una interpretación filtrada a través de creencias individuales, actitudes, valores y una cosa que se llama " Metaprogramas ", de la cual ya hablaremos.
Toda experiencia ofrece varios aspectos que enfocar; por terrible que sea una situación, siempre cabe la posibilidad de representársela de manera que potencie los propios recursos. Los triunfadores son quienes habitualmente acceden a sus estados más fecundos y descollantes; el valor de todas nuestras experiencias está en la representación que nosotros nos formamos. Podemos representarnos las cosas de tal manera que caigamos en un estado positivo y también podemos hacer todo lo contrario. Al aprender a ponernos en estado de pleno dominio de nuestros recursos, aprenderemos a producir acciones y resultados que antes hubiésemos creído fuera de nuestro alcance.
Resulta pues, que la clave para obtener los resultados que uno desea, consiste en representarnos las cosas de manera que uno se sitúe en un estado de plenitud tal que, plenamente dueño de nuestros recursos, podamos asumir acciones de la especie y calidad que se necesita para alcanzar aquellos resultados. De no hacerlo así, por lo general uno ni siquiera llega a iniciar el intento. Los resultados estarán en proporción con el esfuerzo. Como es obvio, por bueno que sea nuestro estado, a veces no conseguimos lo que deseamos, pero con crear el estado aprendido, MAXIMIZAMOS las posibilidades y nos aseguramos la mayor eficacia posible en el empleo de nuestros recursos.
Una de las constantes de la vida es que los resultados se están produciendo siempre; por eso es importante que permanezcamos atentos día tras día como guardianes de nuestro cerebro, para saber cómo nos representamos habitualmente las cosas a nosotros mismos. En la vida resulta crítico enfocar lo que deseamos en contraposición a lo que no deseamos.
Si asumimos el control de nuestras comunicaciones con nosotros mismos y suscitamos señales visuales, auditivas y cenestésicas de lo que deseamos, se producirán habitualmente resultados de signo positivo, inclusive en situaciones en que las posibilidades de éxito parecerían escasas o nulas. En todos los campos, lo que distingue a la gente es la eficacia con que invocan sus recursos. Hasta aquí he intentado explicar lo que nos sucede internamente, cuando algo nos sucede externamente. Darnos cuenta de ello es casi esencial.

LA FE O EL NACIMIENTO DE LA EXCELENCIA
Cuando se habla de fe, normalmente pensamos en credos o doctrinas y eso es lo que efectivamente son muchas creencias. Pero en un sentido más esencial, fe es cualquier principio, guía, convicción o pasión que pueda suministrar sentido y orientación en la vida. Los estímulos que se nos ofrecen son innumerables. Las creencias son filtros predispuestos y organizados de nuestra percepción del mundo.
Las personas que tienen fe, poseen más fuerza que otras noventa y nueve que sólo tengan intereses. La fe franquea las puertas a la excelencia. Una creencia comunica una orden directa al sistema nervioso; cuando se cree que algo es verdadero literalmente, se pone en un estado tal como si lo fuera. Utilizadas apropiadamente, las creencias pueden ser la fuerza más poderosa para hacer el bien en la vida; por el contrario, las creencias que ponen límites a nuestras acciones y pensamientos, pueden ser tan devastadoras como negativas.
La fe nos ayuda a obtener de nosotros mismos los recursos más profundos y a dirigirlos en sentido favorable al objetivo buscado, y las creencias son la brújula y los mapas que nos guían hacia nuestros objetivos y nos inspiran la confianza en que sabremos alcanzarlos. La fe ayuda a ver lo que uno quiere y confiere energías que ayudan a obtenerlo. Para modificar nuestro comportamiento, hemos de empezar por nuestras propias creencias.
Si deseamos modelar la excelencia, tendremos que aprender a modelar las creencias de quienes lo alcanzaron. La fe no es más que un estado, una representación interna que dirige el comportamiento. Si usted cree en el triunfo, tiene mucho camino recorrido para alcanzarlo. Si cree en el fracaso, esos mensajes le llevarán sin duda a tal experiencia.
La cuestión estriba en saber qué clase de creencias nos conviene albergar y cuáles desechar.


LAS FUENTES QUE ORIGINAN NUESTRAS CREENCIAS:
1. El ambiente que nos rodea: Puede ser el origen más poderoso de las creencias, pero no es el único, pues si lo fuere, viviríamos en un mundo estático, donde los hijos de los ricos no conocerían si no la prosperidad y los hijos de los pobres no se elevarían jamás por encima de su condición. Y no siempre es así.
2. Los acontecimientos grandes o pequeños pueden dar forma a las creencias.
En la vida de toda persona hay acontecimientos inolvidables, hemos experimentado vicisitudes que no olvidaremos nunca, situaciones que nos causaron tal impresión que permanecerán grabadas para siempre en nuestro cerebro. De esta especie son las experiencias que forman las creencias capaces de cambiar nuestra vida.

3. Se fomentan las creencias a través de los conocimientos.
Una experiencia directa es una forma de conocimiento. Otra manera de obtenerlo es por medio de la lectura o de las películas; es decir, ver el mundo tal como lo han reflejado otras personas. El conocimiento es una de las grandes vías que permiten romper las trabas de un ambiente limitado. Por triste que sea el mundo en que uno vive, al leer sobre los triunfos de otros, pueden despertársele la fe que le permita triunfar.
4. Otra manera en que se crean resultados es a través de nuestros resultados anteriores.
Sólo con que se triunfe una vez, resulta mucho más fácil consolidar la creencia de que uno podrá repetir ese triunfo.
Se ha de tener fe en que uno puede y ello se convierte en una profecía que se cumple a sí misma.
5. La quinta manera de establecer creencias consiste en representarnos mentalmente la experiencia futura como si ya se hubiera realizado.
Cualquiera que sea su objetivo, si se forma usted una imagen mental clara del resultado que desea y se lo representa como si ya lo hubiera conseguido, se situará en la clase de estado que le ayudará a obtenerlo. Usted puede controlar las creencias y también la manera en que quiera modelar a otros. Puede dirigir conscientemente su vida y cambiar.
Las representaciones internas y las creencias funcionan de una manera muy similar. Si no le gustan, puede cambiarlas. La clave consiste en plantearse esas creencias y comprobar si colaboran con nosotros, si van a nuestro favor, si son eficaces y nos suministran recursos.
Para modelar la excelencia hay que empezar a modelar las creencias. Cuando uno está convencido de que va a fracasar, no se emprende un gran esfuerzo. El fracaso llama al fracaso, por tanto es poco o nada lo que hacen para movilizar su potencial. El éxito llama al éxito y genera más éxito. Cada triunfo crea más fe y más vigor para triunfar a una escala todavía más amplia. A veces no hace falta tener una fe tan tremenda para triunfar en algo.
Algunos individuos producen resultados sobresalientes, sencillamente porque ignoraban que la cosa fuese difícil o imposible, es decir, que a veces basta con la ausencia de convicciones limitativas.
Cuando uno se ve capaz de hacer lo que antes creía imposible, por fuerza ha de reconsiderar todo su sistema de creencias. Así que, si no lo ha hecho todavía, revise sus creencias y decida cuáles le conviene cambiar enseguida y en qué sentido le conviene cambiarlas. La realidad para usted es la realidad que usted crea. Si tiene representaciones internas o creencias positivas, será porque usted las ha creado así, y si son negativas, también son obra de usted. Las creencias que fomentan la excelencia son muchas pero existen siete que me parecen esencialmente importantes.



LAS SIETE CREENCIAS DEL ÉXITO.
El mundo en que vivimos es el mundo en que hemos elegido vivir sea conciente o inconscientemente. Nuestras creencias son planteamientos organizadores de la percepción. 
El camino hacia el triunfo puede describirse así:
- Saber a dónde quiere uno ir
- Emprender la acción
- Ver qué resultados obtiene
- Mostrarse flexible para cambiar hasta alcanzar el éxito.

Lo mismo sucede con las creencias. Hay que descubrir las creencias que fomentan los objetivos de uno, que le hacen ir donde uno quiere ir. Si las creencias que usted tiene no le sirven para eso, abandónelas y pruebe con otras nuevas.
No sabemos si nuestras creencias son verdaderas o falsas. Lo que sí podemos averiguar en cambio es, si nos sirven,  si nos elevan, si enriquecen nuestras vidas y hacen de nosotros personas mejores y si nos ayudan y ayudan a otros.
Para modelar la excelencia, hemos de empezar con los sistemas de creencias de la excelencia. Esas siete creencias, capacitan a la gente para usar a fondo sus recursos, hacer más y producir grandes resultados.
Creencia Nº 1: Todo ocurre por su motivo y razón; y todo puede servirnos.
Todos los triunfadores tienen una habilidad increíble para ante cualquier situación: centrarse en lo posible y en los resultados positivos que se podrían extraer de ella. Por mucha realimentación negativa que reciban del medio  ambiente, ellos siempre piensan en posibilidades. Creen que todo ocurre por alguna razón y que ello les puede servir, piensan que toda adversidad encierra la semilla de un beneficio equivalente o mayor aún.
Se necesita mucha disciplina para saber en un determinado momento rehacer los propios pasos, aprender las lecciones dolorosas, recomponer la guardia y explorar nuevas posibilidades. Pero esa es la única manera de saldar positivamente lo que parezca un resultado negativo. En una situación dada, hay que ver las posibilidades y no los obstáculos, ya que muchas personas tienden a fijarse más en el lado negativo que en el positivo.
El primer paso para cambiar, es darse cuenta de ello. La creencia en los límites produce gente limitada. La clave consiste en deshacerse de esas limitaciones y operar desde un conjunto de recursos más elevado. Si usted cree frmemente en una posibilidad, lo más probable es que llegará a realizarla.
Creencia Nº 2: No hay fracasos; sólo hay resultados. Muchos hemos deseado una cosa y obtenido otra.
Los triunfadores no ven fracasos, ven desenlaces y resultados. Todas las personas obtienen un resultado de un género u otro. Las personas que temen al fracaso se hacen representaciones internas, por adelantado, de lo que podría fallar. Eso es lo que les impide iniciar justamente aquellas acciones que podrían garantizarles la consecución de sus anhelos. Quienes creen en el fracaso se garantizan prácticamente una existencia mediocre a sí mismos.
Quienes alcanzan la grandeza, no perciben el fracaso ya que no se fijan en él, no dedican emociones negativas a una cosa que no sirve. La creencia en el fracaso es un modo de intoxicar la mente; cuando almacenamos emociones negativas, ello afecta a nuestra fisiología, a los procesos de nuestro pensamiento y a nuestro estado. El fracaso no existe, sólo existen los resultados. Uno siempre produce un resultado y si no es el que deseaba, no tiene más que modificar sus acciones y obtendrá otros resultados nuevos.

Creencia Nº 3: Asumir la responsabilidad, pase lo que pase.
Los grandes líderes y triunfadores actúan a partir de la creencia de que son ellos quienes mueven su mundo. Una y otra vez se les oye decir " Yo soy el responsable; esto es cosa mía ". Somos nosotros quienes generamos nuestras experiencias en la vida (acción o pensamiento) y que podemos aprender de todas ellas. Asumir la responsabilidad, es una de las medidas que mejor definen el poder y la madurez de la responsabilidad. Al asumir la responsabilidad no tiene nada que perder, y sí mucho que ganar. El que domina la situación tiene asegurado el éxito.
Los que asumen la responsabilidad ejercen el poder. Hay que decir que el sistema de la comunicación, es la reacción que uno obtiene. Al cambiar sus acciones podrá cambiar su comunicación. Al retener y asumir la responsabilidad de ella, usted, tiene el poder de cambiar los resultados que va obteniendo.

Creencia Nº 4: No es necesario entender de todo, para poder servirse de todo.
Muchos de los que triunfan, están convencidos de que no necesitan saberlo todo sobre algo, antes de poder utilizarlo.
Saben cómo servirse de lo esencial sin necesidad de abrumarse con todos los detalles. Si nos fijamos en las personas que detentan poder, resultan por lo general que poseen un conocimiento práctico suficiente de muchos temas, pero poco dominio de todos y cada uno de los detalles de las empresas que acometen.
El tiempo es una de las cosas que nadie puede crear para usted. Los triunfadores resultan muy avaros de su tiempo, van a lo esencial de cualquier situación, sacan lo que necesitan y no se entretienen con lo demás. Por supuesto que si hay algo que les llama la atención, se toman el tiempo necesario para aprender, pero permanecen siempre conscientes de cuánto necesitan saber, siempre al tanto de lo que es esencial o superfluo. Quienes tienen éxito se caracterizan por su especial habilidad para distinguir entre los que tienen necesidad de entender y lo que no.

Creencia Nº 5: Nuestros mayores recursos, son los recursos humanos.
Los individuos excelentes, tienen un sentido de tremendo respeto y aprecio hacia las personas. Poseen el espíritu de equipo, el espíritu de la unidad y de los objetivos comunes. No hay éxito duradero sin relaciones entre las personas.
Hemos de permanecer siempre alerta, rectificar nuestra conducta y recalibrar nuestras acciones para estar seguros de ir donde queramos. Decir que uno trata a la gente con respeto, no es lo mismo que hacerlo.

Creencia Nº 6: El trabajo es un juego.
Una de las claves para triunfar consiste en celebrar un matrimonio perfecto entre lo que uno hace y lo que a uno le gusta. El secreto del éxito está en convertir la vocación en vacación, esto es lo que hacen los triunfadores. El trabajo debe ser como un juego para la mayoría de nosotros, se debe ver como una manera de averiguar hasta donde somos capaces de llegar, de aprender cosas nuevas, de explorar nuevos caminos.
Si usted es capaz de encontrar maneras creativas de hacer su trabajo, eso le ayudará a progresar hacia trabajos aún mejores. El mundo personal y laboral, se enriquece cuando uno les aporta la misma vitalidad y la curiosidad que pone en sus juegos.

Creencia Nº 7: No hay éxito duradero, sin una entrega personal.
Los individuos que han triunfado creen en el poder de la dedicación. No se produce ningún éxito duradero, sin un gran compromiso. Los grandes triunfadores, no son los mejores, ni los más brillantes, sino los más perseverantes.
Otra manera de definir el éxito definitivo consiste en:
- Saber el desenlace que se quiere
- Modelar lo que puede servir
- Actuar
- Desarrollar la agudeza para saber por dónde se va
- Seguir perseverando hasta llegar adonde se pretenda

La calidad de la entrega personal es lo que distingue a los verdaderamente grandes de entre los buenos. Esa entrega es un componente importante del éxito en cualquier terreno. Los triunfadores son los que están dispuestos a poner lo que haga falta, para triunfar.

DOMINAR NUESTRA MENTE : CÓMO DIRIGIR NUESTRO CEREBRO.
Las personas no carecen de recursos, carecen de control sobre sus recursos. Podemos cambiar cualquier sensación, emoción o comportamiento propio en cuestión de instantes. Sólo hay que aprender a hacerlo. El ser humano puede dirigir su cerebro para generar cualquier estado o conducta que favorezca a sus objetivos o necesidades superiores.
En el pasado usted estaba a merced de los resultados de sus representaciones internas, ahora usted puede dirigir concientemente su cerebro. Lo principal de todo esto es tratar de controlar nuestro cerebro, no de que él nos controle a nosotros, y así crear los estados que nos favorezcan para alcanzar la calidad de vida que deseamos y merecemos.
La frustración, la depresión o el éxtasis no son objetos materiales. Son procesos creados por determinadas imágenes y sonidos mentales, así como por actos físicos, todo lo cual controlamos conciente o inconscientemente. Con esto no se dice que debemos ignorar los problemas; hay situaciones en que debemos afrontarlos, pero de nosotros depende el quedarnos en ese estado que nos causa el problema, o alejarnos de él.



LA SINTAXIS DEL ÉXITO.
La sintaxis es el modo en que ordenamos las acciones; puede significar una gran diferencia en cuanto a la clase de resultados que obtengamos. El orden en que se presentan las cosas hace que el cerebro las registre de una manera determinada. Es como un programa de computación; si se programan las instrucciones en el orden correcto, la computadora hará pleno uso de su capacidad y producirá los resultados deseados; si se programan las instrucciones correctas pero en un orden diferente, el resultado no será el que buscábamos.
Todo lo que producimos en la vida se ajusta a una estrategia y es ésta la que determina los resultados que producimos. Las estrategias son como la combinación de la caja fuerte que guarda los recursos de nuestro cerebro.
Aunque sepamos los números, si desconocemos el orden correcto no conseguiremos abrirla. En cambio conociendo los números y el orden, se abrirá esa cerradura todas las veces que queramos. Se necesita descubrir la combinación que abre nuestra caja fuerte y también las que abren las cajas fuertes de otras personas.
Cuando se presenta una información con arreglo a la sintaxis típica de otra persona, si se hace con eficacia, la comunicación será casi irresistible, porque activa automáticamente ciertas reacciones. Hay muchos caminos para producir resultados, sin que se pueda decir que son buenos o malos, sino únicamente eficaces o ineficaces en función de si se obtienen los resultados.
El que uno sea capaz de producir resultados coherentes o no, sencillamente es cuestión de que su sintaxis mental actual, favorezca o no la ejecución de la tarea que se exige a su cerebro. Todo lo que uno ha visto, oído o tocado queda registrado en el cerebro; si utilizamos las herramientas equivocadas o equivocamos el orden de las operaciones, obtendremos un resultado equivocado.
El conocimiento es una herramienta poderosa, muchos de nosotros creemos que nuestro mapa del mundo es la realidad. Imaginamos que, si sabemos lo que nos hace sentirnos valorados y respetados, lo mismo debe funcionar igual para todos los demás. Olvidamos que el mapa no es el territorio, sino sólo nuestra manera de ver el territorio.
La clave no consiste en aprender un par de estrategias para ponerlas luego en práctica. Lo más importante es mantenerse atento a lo que otros hacen bien y luego descubrir cómo lo hacen y cuales son sus estrategias. En eso consiste el modelado.
-----------------
Pensé escribir un poco más al respecto, pero prefiero no empacharlos con tanta lectura. Este es un tema tan interesante y gravitante en su éxito profesional y personal, que le daremos continuidad el próximo mes, de modo que reciba una información y orientación más completa. Préstele mucha atención; es una cuestión realmente clave para su desarrollo y maduración personal. E intente practicarlo diariamente; esta es la condición esencial para avanzar:
concretar los conocimientos, en conductas.

Lic. Julio Picchi

http://recursoshumanosinsight.blogspot.com.ar/2012/11/inteligencia-emocional-la-excelencia.html
https://recursoshumanosinsight.blogspot.com


Publicado por Federico Wasinger